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Exit Currency (EXIT): ¿por qué este nombre?

Tenemos que retroceder unas cuantas décadas. Siempre acusados de “conspiranoicos”, demostramos desde diversos ámbitos, y con, yo diría, precisión matemática, la verdad pura y dura, el engaño que subyace en el actual sistema monetario basado en la expropiación progresiva y sistemática de los bienes y recursos del planeta a través del eterno endeudamiento de las naciones por parte de los Bancos Centrales con la plena participación de los gobiernos nacionales y supranacionales.

Era la década de los 80 a los 90. En Italia se empezó a estudiar seriamente el problema de la emisión monetaria basada en la deuda y su gestión transferida a manos de los bancos centrales privados, sus consecuencias, sus perjuicios a medio y largo plazo y las posibles soluciones a aplicar. El objetivo se hizo más claro que el agua. Debía trabajar en la dirección de la soberanía monetaria y, al mismo tiempo, sentar las bases de un nuevo paradigma de existencia, ya no competitivo sino cooperativo.

El profesor Giacinto Auriti fue uno de los pioneros en este contexto, al teorizar el valor inducido del dinero y la “propiedad popular del dinero”. Más tarde, el mismo profesor lo puso en práctica creando el SIMEC.

A la desaparición de Auriti le siguieron otros intentos de crear una moneda al margen y propiedad del pueblo, según las teorías auricianas, sin embargo, la idea de que algunas administraciones locales, y por tanto los aparatos estatales, adoptarían y abrazarían tales instrumentos resultó ser sólo una ilusión.

Otros proyectos e iniciativas muy interesantes encontraron espacio y aplicación, por ejemplo, el experimento de Arcipelago SCEC con la creación de billetes de papel (SCEC en forma de billetes), una cuenta electrónica para transacciones en línea y una red de usuarios.

Mientras tanto, las mallas del sistema bancario central, en cuya cúspide se encuentra el Banco de Pagos Internacionales (BPI), se fueron estrechando. Con la deuda pública disparada y habiendo sido literalmente inundados con billetes de todo tipo en toda la zona euro, en algún momento el tren dio marcha atrás y comenzó la “lucha contra el efectivo”. Unos años más tarde, durante la crisis económica griega, millones de ciudadanos europeos abrieron por fin los ojos. El sueño de una Europa de bienestar, prosperidad y solidaridad se desvanece.

Llegamos a 2008. Nacen oficialmente el Bitcoin y la tecnología blockchain, y mientras los puristas de la soberanía monetaria siguen discutiendo sobre qué hacer para derribar el poder abrumador de los bancos centrales, y cómo hacerlo, al Bitcoin se le unen el Litecoin, el Ethereum, y a partir de ahí decenas, cientos, miles de otras monedas digitales, también sobre diferentes blockchains. Mientras tanto, los bancos centrales continúan con sus movimientos estratégicos hacia un control económico-financiero cada vez más apremiante y generalizado.

Mientras continúa la demolición controlada (reset) del sistema bancario tradicional, de las finanzas públicas y privadas y de las pequeñas y medianas empresas, el DeFi comienza a desarrollarse en el mundo de las criptomonedas y aparecen las primeras stablecoins. Algunos de ellos destacan por su importancia, fiabilidad y uso generalizado. Por nombrar algunos: USDT, USDC, BUSD, DAI.

Cada vez son más las personas que acuden al mundo de las criptomonedas para intentar compensar la escasez de divisas. Algunos se benefician financiera y económicamente cuando algunas criptodivisas se agotan y pueden estabilizarse, gastarse o volver a convertirse fácilmente en moneda de curso legal.

Pero los bancos centrales no se quedan de brazos cruzados. En enero de 2020, el BCE declara que está trabajando en un CBDC, preparándose así para lanzar la última y más destructiva arma económica moderna: el euro digital, el último paso en el intento de someter a la población europea de una vez por todas. Pero otros bancos centrales también están trabajando en la misma dirección. Y llegamos al asunto de Covid.

El neofascismo sanitario está invadiendo el mundo, e Italia, como suele ocurrir, está a la vanguardia en la transformación de la narrativa psicopandémica en el mayor chantaje económico desde la Segunda Guerra Mundial, en detrimento de toda una población. En todo esto, el pase verde es la primera herramienta, el Caballo de Troya.

Los bancos centrales consideran que las stablecoins son una amenaza para la estabilidad financiera. Las mallas del sistema se tensan aún más y por primera vez tenemos una muestra concreta de los efectos y posibles consecuencias de la deriva totalitaria de un gobierno corrupto que hace de la discriminación, a título individual, su norma.

Llegamos a la actualidad. El euro digital está casi listo y el pase verde se prepara para cambiar de forma, pero la sustancia sigue siendo la misma. Se convertirá en un monedero digital, en un arma de chantaje, en un instrumento de control social y en un nuevo pase en el régimen totalitario que nos espera, según los planes de los que siguen en el gobierno. Mientras tanto, muchas sucursales bancarias están cerrando, especialmente en el sur. El dinero en efectivo está en riesgo. Lo que se necesita es volver a esa soberanía monetaria deseada por muchos pero nunca alcanzada.

Alrededor de 2018, me di cuenta de que no había más tiempo. Crear dinero a la manera de Auriti, nuevo efectivo y una infraestructura adecuada para apoyar a los usuarios de ese dinero se había convertido en algo difícil, caro y que requería mucho tiempo.

Por el contrario, había que apresurarse y anticiparse a la llegada de los CBDC (para nosotros los europeos, el euro digital) utilizando “su” propia tecnología inventada con la intención de esclavizar al ser humano de una vez por todas: el blockchain, pero convirtiéndolo en algo positivo. Era necesario hacerlo antes de que fuera demasiado tarde y abrir una puerta, para crear una salida del actual paradigma económico-financiero -de ahí el nombre de Exit Currency (EXIT)- sentando las bases de un nuevo sistema monetario gestionado directamente por comunidades de personas conscientes. Hoy esta puerta existe, y está abierta

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